A punto de debutar como entrenador (como él mismo se definió) de la selección argentina el próximo miércoles, en Glasgow, Diego Maradona todavía debe definir algunas cuestiones. Ciertas decisiones tienen que ver con su grupo de trabajo, pero otras apuntan estrictamente al ámbito futbolístico.
La ausencia de laderos/colaboradores se ha transformado en un asunto de ardua deliberación. Mientras Diego quería a su lado a Ruggeri y Mancuso, Grondona buscó imponer a su hijo Humberto para cerrar como bien de familia todo lo que tiene que ver con la camiseta albiceleste. Es evidente que la cuestión se ha transformado en una puja de poderes, de la que nadie quiere salir debilitado. Aunque algunos lo negaron, la renuncia pasó por la cabeza de Diez y solo los paños fríos que acercó Bilardo lograron disipar el conflicto, al menos de forma transitoria.
Sin embargo son los temas futboleros los que más interesan a Diego y en ellos ya ha metido mano. Las flamantes convocatorias de Papa, Villagra y Montenegro dejan ver su interés por empezar a probar con gente de la casa en lugares de la cancha donde el fútbol argentino tiene déficit. Un cuatro, un tres, un mediocampista por la izquierda y un nueve de área aparecen como casilleros que deberán ser llenados con el transcurrir del flamante ciclo.
En el abanico de opciones hay posibilidades múltiples entre los delanteros gambeteadores, varios mediocampistas y marcadores centrales y buenos y variados arqueros. Sin embargo, hay algunos sectores en los que no queda claro quiénes son los titulares y lo que es más peligroso, no se observan recambios naturales a corto plazo.
El puesto del lateral izquierdo es el más concreto y de allí las citaciones del técnico. Heinze jugó contra natura durante dos años en una posición que lo desnudó en sus limitaciones técnicas y lo atoró sobre la raya. Diego ya dijo que lo quiere como segundo central, por lo que encontrar un jugador para ese lugar será un desafío. Papa y Villagra tendrán su chance ahora, Monzón probablemente en el futuro y alguna otra alternativa tal vez pueda aparecer.
Lo mismo ocurre sobre el lateral derecho. Zanetti es un referente ineludible de los últimos 13 años del seleccionado, pero su vida útil está ingresando en tiempo de descuento. Pablo Zabaleta apareció en los Juegos Olímpicos de Pekín y en algunos amistosos en dicha posición y aunque allí juega a menudo en Europa, se sabe que no es su lugar original en la cancha. Lo mismo Daniel Díaz de quién se descuenta que rinde mejor en la zaga. Podría decirse que en los tiempos que corren, los laterales no son tan importantes porque se puede jugar con línea de tres centrales, pero se trata de tener a disposición todas las variantes posibles. Además, si Riquelme seguirá siendo el eje, resultará fundamental que varios jugadores pasen la línea de la pelota para presentarse como opciones de pase. Fuera del debate que siempre presenta la inclusión de Román, lo cierto es que Ibarra, Arruabarrena o Clemente Rodríguez siempre fueron grandes socios del enganche y los hinchas de Boca pueden dar fe de ello.
La posición del mediocampista externo por el andarivel izquierdo también plantea un desafío. Cambiasso no apareció en la convocatoria inicial y aún pudiendo volver, su lentitud en sus desplazamientos lo debilitan para jugar por afuera. El pibe Di María aparece como un diamante en bruto al cual hay casi dos años para pulir como para que lo hecho en los Juegos Olímpicos, con otro nivel de exigencia, se traslade a la selección mayor. Es evidente que en ese sector del campo hay un vacío que llenar y aunque la plasticidad de Maxi Rodriguez le permite desempeñarse por cualquiera de los dos andariveles, en la izquierda hay una grieta. En los últimos dos años se probó con Bilos, Insúa o Barrientos, pero ninguno terminó de completar todos los formularios.
Finalmente el debate mayor aparece con el famoso ?nueve de área?. Añorados Batistuta o Crespo, la realidad nos entrega buen nivel en varios apellidos que por distintos motivos no convencieron con la camiseta albiceleste. Basile probó con Aguero pero sin chance de moverse hacia los costados y con dos compañeros de ataque, el Kun pierde espacio y por lo tanto frescura. Milito la rompe en Italia, pero aquí jugó poco y nada. Con algo más de minutos podría ser evaluado más seriamente. Tévez es un caso similar al de Aguero ya que apretado contra la raya, como mal se lo usó, se desaprovecha y se extingue y Gonzalo Higuaín hace goles de todos los colores en Madrid, pero siempre dijo que lo suyo no es vivir del grito, por lo tanto a confesión de parte relevo de prueba. Cruz siempre esta a punto y es un fundamentalista del ?casi? y Germán Denis tiene las características del típico centroatacante, pero recién está en plena etapa de adaptación al fútbol italiano.
No hay que olvidarse de Zárate y Lavezzi, ambos de gran presente, pero también con características de primera punta, de pequeña contextura física y más gambeteadores que hacen goles que goleadores de raza. Como se aprecia, apellidos sobran, pero animales de área de esos que pueden aparecer solo una vez en el partido pero quedar para siempre en la estadística, de esa clase escasean.
Un sistema táctico en donde jueguen los que mejor se complementen y no todos porque queda lindo, una buena búsqueda con rigor y seguimiento personalizado y una preparación graduada escuchando y asimilando el discurso ?maradoniano?, nos acercará un poco más al ideal y presentará opciones para completar las piezas faltantes del rompecabezas. Cuando nos acordemos estaremos hablando de un partido de cuartos de final y allí el recambio empezará a jugar un papel decisivo. Hasta el mundial, ese que seguro tendrá a la Argentina como protagonista, falta algo más de un año y medio. Parece mucho, pero ya lo sabemos, el tiempo pasa volando.
