Los datos asombran y enorgullecen: sólo dos países, Francia (8) y Serbia (7), tienen más jugadores en el certamen que la Argentina, que desde mañana, cuando comience la nueva temporada, contará con seis representantes, cantidad superior a las de España, Brasil y muchas potencias; además, no cumplirán papeles secundarios: serán protagonistas principales en sus equipos, algunos con estatura de grandes ídolos, y entre todos cobrarán más de 25.000.000 de dólares este año; nunca se disfrutó de tanta figuración en el máximo nivel.
En su primera experiencia en la NBA, los Bobcats ganaron sólo 18 de los 82 partidos de la temporada 2005; en la siguiente festejaron 26 veces y en la última arañaron los playoffs con un récord de 33-49. Una proyección positiva que lo impulsa ahora a soñar con llegar por primera vez a los playoffs. Ese es el gran sueño. Un crecimiento que le permitió a Walter Herrmann, en su año de novato, disfrutar de grandes momentos y recibir la extensión del contrato por una campaña más.
El alero había debutado con relativas expectativas y mucho entusiasmo. No deslumbró en el arranque; incluso, varios partidos ni siquiera los jugó; pero en la última parte se le abrieron las mejores posibilidades por las continuas lesiones de sus compañeros. Sin presiones y con muchos minutos para sumar, el santafecino les sacó chispas a las redes con sus tiros a distancia y se ganó la titularidad y el reconocimiento.
La reciente lesión del titular en su puesto, el goleador Adam Morrison (rotura de los ligamentos externos de la rodilla izquierda), que se perderá toda la temporada, le permitirá a Walter desplegar toda su confianza y puntería. El argentino se siente adaptado al idioma y al ritmo de vida, está feliz con su esposa y disfruta muchísimo del mundo organizado y fascinante de la NBA. Se supone, entonces, que Herrmann tiene un desafío importante, como el de ratificar que cuenta con la capacidad para firmar un gran contrato el año próximo.
Después de sufrir y comer bronca durante los últimos 4 meses de la temporada por culpa de una fascitis plantar que le hizo perder 29 partidos, Andrés Nocioni regresó a los Bulls con toda la furia.
Lo mostró en la pretemporada, conviertiéndose en el goleador del equipo con 11 puntos de promedio y tomando muchas atribuciones ofensivas. El Chapu, atento a los rumores de un posible canje con los Lakers por Kobe Bryant que podría involucrarlo, está dispuesto a demostrarle a su técnico que no sería lo ideal para Chicago. Pero también sabe que tiene que pelear nuevamente un lugar importante dentro de un plantel brillante, joven, en franco crecimiento y con grandes jugadores, como Luol Deng y Ben Gordon, además del pivote Ben Wallace.
Nocioni sabe que los Bulls pueden aspirar a mucho, la ciudad y los hinchas tienen esa expectativa. Por eso, el santafecino se preocupó mucho por hacer una excelente recuperación de su lesión durante sus vacaciones en la Argentina y desistió de ir al Preolímpico de Las Vegas.
Todas sus fuerzas estuvieron y permanecen centrada en esta temporada clave para Chicago. El presiente que puede ser la del gran despegue de la franqucia. Además, acaba de arreglar un gran contrato y no tiene nada que le impida exigirse al máximo para seguir contagiando con su derroche de energía a todo el equipo. Van por el título del Este y esa es la gran motivación del Chapu. Equipo les sobra, aunque los rivales serán duros también.
El argentino más ágil y habilidoso de todos los que llegaron a la NBA es el que más exigido jugará en esta temporada. Carlos Delfino derrocha talento, pero todavía no pudo asegurarse la titularidad. Lo sufrió en Detroit porque nunca pudo insertarse en el grupo cerrado que comandaba el veterano Lindsey Hunter y no le será fácil ahora en Toronto, aunque aquí a favor cuenta con un ambiente más amistoso, acogedor y propicio para un tipo sensible y familiero como él.
La onda europea que reina en los Raptors, donde juegan dos españoles, un italiano y un esloveno, más el estilo de juego explosivo y con libertades para crear, ayudarán al santafecino, que es un gran definidor en contraataque y certero tirador. Una de las armas que pueden facilitarle el logro de más minutos de juego y hasta la titularidad es su mejoría en defensa y la capacidad para tomar rebotes y robar balones. Tendrá que luchar con Jason Kapono por un lugar estelar en el equipo.
Delfino cumple su último año de contrato y sabe que, si no supera el nivel mostrado hasta ahora, tendrá que volverse a Italia, donde se destacó durante varios años y le encanta jugar. Es una temporada bisagra en su futuro, y así la asumió. En cuanto a los objetivos del equipo, Toronto acaba de cumplir su mejor temporada en la NBA y cerca estuvo de llegar a la final del Este; por eso, el propósito ahora es dar un paso más y luchar por un título de conferencia.