Varios deportistas de otras disciplinas se acercaron a presenciar la carrera. Así, se vio a los garrochistas Germán Chiaraviglio y Alejandra García, el lanzador Jorge Balliengo y las leonas Luciana Aymar, Noel Barrionuevo y Mariné Russo. “Es un espectáculo increíble que esta vez no pude disfrutar desde dentro. Ya corrimos algunas carreras de este tipo con mis compañeras y seguro que voy a estar en los 10K del año que viene, porque va a ser después de los Juegos”, prometió Mariné.
La tradicional prueba pedestre convocó a más de 25.000 participantes que invadieron las calles porteñas durante un par de horas; la victoria se la llevó Sergio Víctor Palma
Bien temprano, como lo marca la tradición. Bien despejados, como lo indica el sentido común. Y bien predispuestos, como lo señala la sana intención de quebrar sus propios récords. Así se mostraron los 25.000 corredores que ayer salieron a la calle para generar una explosión celeste en la metrópoli y darles cuerpo y forma a los Nike 10K, la tradicional prueba pedestre que se realizó simultáneamente en nueve ciudades sudamericanas y cuyo triunfo en Buenos Aires quedó en poder del militar Sergio Víctor Palma.
La convocatoria para la multitudinaria reunión ayudó a cambiar la escenografía palermitana. Vallas, carteles y carpas poblaron la Avenida del Libertadora la altura del parque Tres de Febrero. Un escenario inmenso (también pintado con el color del día) sirvió para la arenga que los animadores (Maju Lozano, Iván de Pineda y Julián Weich) llevaron adelante desde bastante antes de la largada hasta una hora después de cerrada la carrera.
La primera explosión de aplausos fue a las 8.25, cuando los no videntes y los participantes en sillas de ruedas salieron a hacer su trabajo sobre el asaflto porteño. Sólo cinco minutos después, tras el conteo de rigor, desde Del Libertador en su intersección con la Avenida Kennedy, se puso en marcha el resto.
La tumultuosa salida complicó a muchos. La primera línea salió disparada como un rayo y algunos que quisieron emularla, se encontraron con una pared de colegas que salían a velocidad media, como regulando energías desde el vamos para llegar a buen puerto.
Al finalizar la prueba, Nike realizó una donación a la Cruz Roja, como parte del programa CorreXChaco, la iniciativa solidaria que la firma organizadora y un grupo de ultramaratonistas desarrolló para colaborar con el trabajo de la Cruz Roja con aborígenes wichis y tobas. Como parte de esta obra, 25 ultramaratonistas realizaron postas con las que lograron unir 1200 kilómetros entre Resistencia y Buenos Aires, para generar fondos y concientizar acerca de la situación de los aborígenes del Chaco.
Después, en una costumbre bien argentina, muchos de los participantes dejaron un auténtico cementerio de botellas de agua mineral sobre las calles antes de darle las hurras a un día vivido a pura adrenalina. Lejos de desanimarse por el cansancio, fueron unánimes las ganas de volver en 2008 que expresó cada uno de los protagonistas de ayer. Unos para volver a intentar batir su marca, otros tantos para seguir evolucionando y los menos, pelearán por el éxito.