La mejor jugadora de hockey del mundo representará a la provincia de Santa Fe a nivel nacional e internacional y difundirá el deporte entre la juventud.
La rosarina viene de coronarse campeona panamericana con el seleccionado de hockey: Las Leonas.
Luciana mejor deportista santafesina en 2002, (ese año fue campeona del mundo y mejor jugadora del mundial) ha sido una animadora permanente de la Fiesta del Deporte en la provincia de Santa Fe y una embajadora de lujo para nuestro deporte.
En tanto, la volante de Las Leonas, varias veces premiada y elegida como la mejor jugadora del mundo, que se inició en el club Fisherton, de su barrio, y junto a su hermana Cintia pasaron luego al Jockey Club, tuvo su experiencia en el hockey europeo y hoy milita en Quilmes, dijo a El Litoral que “es un placer poder estar reunida con el gobernador Obeid, la idea surgió de Carlos Aimar y a mi me gustó muchísimo”.
“Es una oportunidad muy grande para poder ayudar a toda mi provincia con lo que yo viví en este deporte, con todo lo que aprendí”, resaltó “La Maga”.
“Trataré de transmitir todas esas experiencias fomentando el deporte, por medio de la educación, en el ámbito social, me interesa muchísimo este proyecto. Hoy en día sigo en competencia, jugando en Quilmes y Las Leonas, así que veré cómo hago, ya que quiero llevar adelante este proyecto lo antes posible”, expresó.
“Estoy muy contenta, de a poquito y con paciencia trataré de ir haciendo todas las cosas, me encantaría poder ayudar a todos esos chicos que están en la calle, que no saben qué hacer, a que se sumen al deporte y de esa forma se integren a nuestra sociedad”, puntualizó.
Consultada si la invitación a la reunión con el gobernador también respondía a una posible idea de incorporarla a la política santafesina con vistas a las próximas elecciones, Luciana dijo “no, no hablamos de eso”. Claro, la pregunta era lógica atendiendo a que su compañera de los seleccionados rosarino y nacional, Ayelén Stepnik, fue convocada por el Frente Progresista, liderado por el socialista Hermes Binner, para ser concejala de su ciudad natal.
“No es mi idea entrar en la política”, aclaró “Lucha” y agregó que “quiero ayudar a mi provincia de la mejor manera posible”.
Luciana Paula Aymar nació en Rosario, el 10 de agosto de 1977. Comenzó a jugar en el Club Fisherton y luego pasó al Jockey Club de Rosario. Militó en el Rot Weiss Koln de Alemania, en el Real Club de Polo de España y actualmente juega en Quilmes Athletic Club de Buenos Aires. Debutó en el Seleccionado Argentino en el Mundial de 1998 y jugó con la camiseta de Las Leonas más de 200 partidos internacionales, convirtiendo más de 80 goles. Fue campeona mundial, ganó el Champions Trophy, numerosos Juegos Panamericanos y Campeonatos Sudamericanos, y obtuvo medallas olímpicas de plata y bronce.
En una reacción que les demandó garra y talento, las Leonas vencieron 4-2 a los Estados Unidos tras ir en desventaja por 1-0; el título les otorgó una plaza en los Juegos Olímpicos de Pekín
RIO DE JANEIRO.- Ese palo que vuela por el aire es sinónimo de desahogo. Es símbolo de sufrimiento y descarga. De misión cumplida. Como pocas veces -como nunca, en realidad-, estos Panamericanos dejan enseñanzas para las Leonas. En las cinco realizaciones anteriores se trató de un aspecto rutinario, de un formulario que sólo se debía completar para sacar pasaje para los Juegos Olímpicos del año siguiente. Esta vez, no. Esta vez hubo que sufrir, entregarse con todo, superar los obstáculos ajenos y las limitaciones propias.
Ese palo que vuela por el aire es de Mechi Margalot. Y llega directo a Pekín 2008. Sin escalas intermedias, irá en busca de la tercera medalla olímpica consecutiva. Pero para conseguir ese pasaje, este equipo debió sufrir. Debió ver cómo, por segunda vez en el torneo, se encontraba en desventaja. Y ahora, en la final, justo ante los Estados Unidos, ese seleccionado que lo derrotó hace un par de meses por 1-0, en un amistoso en Chile. El mismo resultado que se registraba en el marcador del estadio de Deodoro cuando terminó el primer tiempo. Había tensión, en las tribunas y en el campo de juego.
Pero luego apareció otra vez la fortaleza de este equipo. Lo dijo Gabriel Minadeo, el DT, tras el partido. “Les hablé y les dije que tenían que recibirse de nuevo de Leonas.” Así de exigente era todo. Pero cumplieron con el pedido de su entrenador; sacaron garra y talento. Y vencieron por 4-2 a las norteamericanas. Pusieron las cosas en su lugar, donde corresponde. Más allá del crecimiento ajeno o del bajo rendimiento propio. Las Leonas tenían que ganar y lo hicieron.
Pero la concreción del objetivo tampoco puede ocultar las complicaciones que hubo en el camino a la meta. Porque si en el análisis previo había quienes temían por el resultado final de este partido, el pronóstico estaba sustentado por la baja performance de la Argentina en los cuatro cotejos previos. Y la situación se repitió en los primeros 35 minutos. Que las Leonas hayan dominado el desarrollo en ese pasaje no implica que lo hayan hecho de buena manera. A pesar de que tuvieron seis córners cortos en ese lapso, no aprovecharon ninguno.
Estados Unidos, en cambio, fue lo opuesto. Con un buen planteo táctico y precisión para salir de contraataque, complicaba a la Argentina las pocas veces que llegaba. Vukojicic tapó un mano a mano, otra pelota se fue pegada al palo sin que una delantera norteamericana pudiese empujarla y, sobre el final, en una infracción de Aicega, le cobraron córner corto, la especialidad de las rivales. Y eso quedó demostrado con el tanto de Tiffany Snow, que dejó helados a todos. Faltaban tres minutos para el final del primer período y las chicas argentinas perdían.
En el entretiempo, llegaron esa arenga de Minadeo y el despertar del equipo. Que salió a jugar de otra manera, para dar vuelta el score. Hubo ciertos aspectos que facilitaron esa cuestión: el rápido gol de Alejandra Gulla; el planteo algo menos conservador de los Estados Unidos, y la aparición de Luciana Aymar, que tuvo mayor protagonismo en esa parte del juego. Allí sí esas jugadoras se parecieron más a las Leonas que en el primer tiempo.
Por eso hubo sensación de desahogo. Probablemente este equipo nunca festejó tanto ganar los Panamericanos como esta vez. Se entiende: la distancia con los Estados Unidos se achicó, aunque la superioridad sigue siendo evidente. A pesar de ese 0-1 que asustó a todos en Deodoro. “No, a nosotras no. Por ahí los de afuera se asustaron, pero nosotras siempre confiamos en que íbamos a ganar”, confió Margalot. Pero ese palo que voló por el aire dice otra cosa. Fue un símbolo de desahogo, más allá de lo que digan las palabras.
6 son los títulos Panamericanos que tiene el seleccionado femenino de hockey sobre césped, todos los que jugó desde 1987.